Extensas hojas verdes

Caminamos por una arboleda un día de semana. Fantaseo salvajemente. El sol tibio de la tarde no calienta lo suficiente. Me distraigo enormemente. Siento la humedad del paisaje. Fluctúo. Estoy entre troncos anchos, entre inmensas ramas y en extensas hojas verdes. No me hidrato. Como carbohidratos. Distingo tres invernaderos construidos en hierro y vidrio. Pienso seriamente en el baño o en los ascensores. Hay especies de árboles de Oceanía, África y Europa. El cambio se impone. Se decretan que las cosas surgen de la nada. Que producen angustia e incomodidad, y que perturban o distorsionan mi mirada. Está callado. Abraza los troncos lisos. Asusta a las palomas desde un banco cercano. Ahí me pregunto: ¿Por qué construí mi punto de vista fijo e inmóvil? Me enseña a tirar piedras correctamente. Baila, corre, sonríe y me besa.

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